lunes, diciembre 25, 2006

De Navidad

"¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!"

Feliz Navidad a todos.

domingo, noviembre 05, 2006

El arquitecto y el emperador de Asiria

"EMPERADOR.- Caballero, ayúdeme, soy el único superviviente del accidente.
ARQUITECTO.- (Horrorizado.) ¡Fi, fi, fi, figa...! (Le mira un momento aterrado y, por fin, sale corriendo. Oscuro.)"

PERSONAJES:

Dependienta.
Mujer.
Otra mujer.
Hombre.
53 personas más, hombres y mujeres.

Estamos en un Centro para exposición y venta de artículos. El lugartiene expositores con piezas de artesanía: cristal, cerámica, figuras, etc. Una chica va a abrir la puerta para que entren 56 personas de un pueblo de España, en viaje organizado. Todos rondan los cincuenta años, y van vestidos de forma similar, las mujeres con bolsos grandes, y los hombres con una cámara de fotos en la mano. Mientras entran, la dependienta les da los buenos días, y cada uno va respondiendo sin decir nada más. Cuando han entrado 32, la mujer número 33 pregunta:

Mujer: ¿Tenéis la jarra de la novia? Es que nos han hablado de ella, y queríamos comprar una.

Todos (volviéndose a la dependienta y al unísono): Sí, sí, jarra de la novia, jarra de la novia.

Dependienta: Sí, claro, pase.

La dependienta les lleva a todos hasta donde se exponen las jarras de la novia, una especie de jarra pequeña con el borde de picos y pintada con flores.

Dependienta: Esta es la jarra de la novia, proviene de Lorca, y se llama así porque en el día de la boda la novia bebe vino en esta jarra y si no se derrama, el matrimonio tendrá felicidad.

Todos observan la jarra con picos y todos quieren una. La mujer que preguntó se lleva dos, y otras personas acaban con las existencias.

Todos: ¿Ya no tienes más jarra de la novia? Vaya… vaya… no hay jarras.

Todos se quedan pensativos sin saber qué hacer, hasta que otra mujer, al fondo, pregunta.

Otra mujer: ¿Y tenéis tarros para poner el perejil? ¿De esos para colgar en la pared?

Todos: Sí… sí… para el perejil… para poner en la pared…

Dependienta: Sí, están aquí.

La dependienta les enseña unos tarros de perejil pequeños, con un lado plano para colgarlos en la pared, y decorados con las mismas flores de otro color. La mujer que ha preguntado se lleva uno, y varios más acaban con las existencias.

Todos: ¿Ya no tienes más tarros? Vaya… vaya… no hay tarros.

Todos se quedan pensativos, sin saber qué hacer, hasta que un hombre al fondo pregunta:

Hombre: ¿Y tarros para el perejil para poner en la mesa, no tendrás?

Todos: Sí, sí, para poner en la mesa, para el perejil.

Dependienta: Sí, los tengo aquí.

La dependienta les enseña unos tarros pequeños, iguales que los anteriores, pero completamente redondos. El hombre compra dos tarros, y varios más acaban también con las existencias de todos los tarros para poner el perejil habidos y por haber.

Todos: ¿Ya no tienes más tarros? Vaya… vaya… no hay tarros.

Todos se quedan pensativos, sin saber qué seguir comprando, hasta que una mujer interviene de repente:

Mujer: ¿Tienes búhos pequeños de cerámica?

Todos: Sí, sí… búhos de cerámica, búhos de cerámica…

Dependienta: Sí, tengo estos de aquí.

La dependienta les enseña unos búhos pequeñitos, de cerámica, unos de color blanco, y otros de color azul oscuro. La mujer se lleva tres, y los demás acaban con las existencias de los búhos.

Todos: ¿Ya no tienes más búhos? Vaya… vaya… no hay búhos.

La escena se repite, acaban con los ceniceros decorados, las bandejas de cristal, y los portavelas. Al final se van todos en grupo con sus compras hechas, la dependienta sonríe al cerrarles la puerta.

SE CIERRA EL TELÓN

Y aunque parezca una obra de Fernando Arrabal o de Samuel Beckett, los acontecimientos ocurrieron en realidad, y los diálogos son veraces. No digo la zona de España de la que procedía el grupo, porque, en el fondo, podrían haber pertenecido a cualquier parte de este país. Y es que el ser humano, cuando va en un viaje organizado, se convierte en un autómata: visitan todos lo mismo, hacen las mismas fotos a las mismas cosas, y compran todos lo mismo. Creedme. Tengo un peluche de un plátano de Canarias que lo demuestra.

jueves, septiembre 07, 2006

La guerra de los mundos

"Pero a través de las enormes distancias espaciales, unas mentes que son a las nuestras como las nuestras a las de las bestias, unos intelectos vastos, fríos y crueles, miraban a la Tierra con envidia, y, lenta pero inexorablemente, fraguaron planes contra nosotros. Entonces, a principios del siglo XX, se produjo la gran revelación."

Hace poco me estaban contando lo de los nuevos planetas del sistema solar. Por lo visto, lo que van a hacer será sacar a Plutón de los planetas actuales, e incluir cuatro más. Uno de ellos se llamará Xeena. Sí, como la princesa guerrera, pero con una e más por problemas legales. Que ya hay que ser friki.

No seré yo quien lo vea mal. A mí me encanta. Si seguimos así, podrían llamar a los otros Krypton, Tatooine, etc. Como molaría estudiarse los planetas del sistema solar de esa forma, y no con los nombres clásicos que nadie acaba recordando en su orden de alejamiento del Sol. Si embargo, si nos estudiamos, por ejemplo, que Xeena va después de Alderaan, seguro que la gente lo recordaría mejor.

Me comentaron también que la NASA cobra un dinero si quieres ponerle nombre a una estrella. La verdad es que como me dijo alguien:

Puedes ponerle tu nombre a una estrella. La estrella Laura. Y te envían un certificado como que esa estrella se llama así. Lo malo es si después resulta que esa estrella tiene planetas alrededor, y vienen los Laureanos a pedirte daños y perjuicios porque no son felices.”

Pues les tendría que responder que no tengo control sobre sus vidas, pero tampoco tienen la culpa los empleados de Iberia de los retrasos y todo el mundo les grita.

Comprar una estrella para ponerle nombre... no sé yo. Habrá que pensar en las consecuencias. Porque tú le pagas por ponerle nombre, pero ¿y si resulta que descubren en esa estrella una fuente de energía inagotable que no existe en la Tierra, y empiezan a surgir beneficios? ¿Tendría el responsable del nombre algún derecho en beneficios? Claro que no compro el terreno, solo el nombre, pero, si a esa fuente de energía la llaman la Laurita... ¿tendría yo derechos de autor?

Y buscando hoy en una página de videojuegos que no tiene nada que ver con nombrar estrellas de ningún tipo, me he encontrado con algo así:

Regale una estrella.

Un regalo resplandeciente para el día de la madre o del padre, cumpleaños, Navidad, bodas, San Valentín u otras ocasiones especiales. Por sólo € 69 recibe un Kit Estelar de MYSTAR - Global Star Registry. El kit contiene un certificado firmado que confirma el nombre y las coordenadas astronómicas de su estrella. También obtiene un mapa celeste que muestra la ubicación de su estrella en forma destacada. El kit incluye también un colgante grabado con la constelación de la estrella y sus coordenadas exactas. Puede escoger el colgante como collar o llavero. Inmortalice su propio nombre o el de otra persona entre las estrellas. ¡Un regalo brillante y exclusivo que nunca dejará de complacer!”

Caray, 69 dólares por ponerle nombre a una estrella. Y con la posibilidad de cobrar derechos de autor. ¡Es un chollo!

Salvo por un detalle. Si mi madre se entera de que quiero comprarme una estrella, me diría algo así como “pues a ver dónde la vas a meter, porque en tu habitación no te cabe, y si la pones en el sótano, tu padre se queja”.

A lo mejor no es tan chollo.

viernes, septiembre 01, 2006

La Historia Interminable: Epílogo

El Viejo escribió y dijo:

“Si la Historia Interminable
se contase a sí misma,
sería sólo un sofisma
este mundo admirable.”

Y la Emperatriz respondió:

“Pero si el héroe llega
y a nosotros se entrega,
brotará una nueva vida.
¡De él depende su venida
!”


"¿Por que has dicho que no querias el equipaje?", preguntó su Yo a Lara, "¡tú sí quieres tu equipaje!"

"Pero si eso lo sabe I-ber Ia, no me lo dará nunca", decía Lara a su Yo, “no quiero que ningún dios juegue conmigo”.

Pues no confíes más en los regalos de los dioses”, le respondía su Yo a Lara.



A la mañana siguiente, los Escogidos llevaron el equipaje a la cueva de Lara. Lo habían encontrado.


En su trono, a I-ber Ia se le había acabado la diversión. Su trono se volvió de una niebla oscura. En sus ojos se marcaron ojeras de aburrimiento. Y se cansó de jugar con Lara. Ya tendría tiempo que jugar con ella en otro momento.

jueves, agosto 31, 2006

La Historia Interminable: Dos

Lo que haces y lo que eres
está escrito en caracteres.
Si te acercas con audacia,
¡Ocurrirá una desgracia!
No tendrá un final feliz
Tu carrera, Emperatriz.
Nunca he sido niño yo,
Por eso todo acabó.
Al vivo le está prohibido
Verse muerto como ha sido
.”

Pero Lara ignoraba en ese momento lo malvadas que pueden llegar a ser las intenciones de un dios cuando se aburre. Al pasar al lado de los Escogidos que ayudaban a la gente a subir al pájaro de metal, se encendió la alarma. “¿Puede acercarse aquí un momento?”, preguntó uno de los Escogidos. “Claro”, dijo Lara. “Esto no puede ser bueno”, dijo su Yo.

No creíamos que llegaría a tiempo al pájaro de metal”, continuó diciendo el Escogido, “por eso le reservamos sitio en otro que llegará dentro de cuatro horas". “¡Cuatro horas!”, dijo Lara. “¡No podemos esperar cuatro horas!”, dijo su Yo. “No se precupen”, dijo el Escogido, “pueden subir los dos a este pájaro de metal, pero sus capas, lanzas, y otras cosas que lleven, no podrán subir hasta que llegue el otro pájaro de metal”. “Bueno”, dijo Lara, “cogeremos este y después recogeremos el equipaje”. “Esto no puede salir bien”, dijo su Yo.

Y subieron al pájaro de metal, y viajaron muy deprisa llevados por el dios del viento, y saludaron al dios de las nubes, y bajaron hasta la diosa de la tierra. Lara preguntó a otra de las Escogidas, y respondió a Lara, “Mira si tu equipaje ha venido en este pájaro de metal”. “Pero rellena este papel por si acaso”, intervino el Yo de la Escogida.

El equipaje de Lara y de su Yo no estaba, así que decidieron esperar a que llegara el pájaro de metal que correspondía.

Mientras, I-ber Ia, pensaba sentado en su trono cómo seguir divirtiéndose. No quería aburrirse tan pronto. Así que impidió que el equipaje de Lara y de su Yo fuera en el pájaro de metal que debía. “Esperaremos un poco más”, dijo I-ber Ia en su trono de niebla.

Unas horas después, Lara fue a hablar con los Escogidos para que le dieran su equipaje. Los Escogidos la hicieron esperar, y luego tuvo que esperar un poco más, y cuando esperó otro poco, los Escogidos le dijeron que no podían darle el equipaje, porque no estaba allí. Se había quedado en la T-4 porque alguien pensó en enviarlo en el último vuelo de la noche.

El Yo de Lara lo supo. Supo que era I-ber Ia quien no quería darle el equipaje, y se lo contó a Lara. Después le contó las historias y leyendas que corrían ocultas en rumores sobre I-ber Ia y sus intenciones cuando legó la legión de pájaros de metal a los hombres, sobre los ratos de aburrimiento del dios que solían coincidir cuando los hombres más necesitaban la legión de pájaros.

Lara supo qué hacer.

Fue hasta la Escogida con la que habló sobre el equipaje. “¿Sabes qué?”, empezó a decir Lara, “ya no quiero mi equipaje”. Y se marchó.

jueves, agosto 24, 2006

La historia interminable: Uno

“¡Vuelve! ¡Vuelve! ¡Vete! ¡Vete!
Esto no es ningún juguete.
¡No me subas! ¡Vuelve atrás!
¡No podrás llegar jamás!
El camino está cerrado.
Si te encuentras con el viejo,
Tarde llegará el consejo.
Los principios son los fines:
¡Vuelve atrás! ¡No desatines!
Pues si alcanzas la abertura
¡Llegarás a la locura!”


Mucho tiempo después de que I-ber Ia enviase su regalo a los hombres, apareció la protagonista de la siguiente historia. Su nombre vacila en los testimonios orales, pero la mayoría de ellos coinciden en que su nombre era Lara. En la historia, Lara tiene un novio al que llamaremos... Eusebio, y cada año va a pasar unas semanas con él, porque viven a miles de kilómetros de distancia. Como la distancia es tan grande, Lara recurre a la legión de pájaros de metal de I-ber Ia. Desde el principio se acostumbró a utilizar los pájaros de metal para viajar, y en la época de la historia, lo seguía haciendo.

La ida del viaje transcurrió sin mayor problema, porque I-ber Ia había estado muy entretenido unos días antes cuando unos pocos de esos humanos elegidos, a los que llamaremos a partir de ahora los Escogidos, crearon un caos en un aeropuerto llamado El Rat, y el dios había tenido bastante diversión durante algunos días. Pero a la vuelta, I-ber Ia estaba aburrido, y no había como molestar a los humanos para que dejara de estarlo. Algunos dicen que empezó a preparar su travesura meses antes, cuando ordenó construir a los humanos, una monstruosa parada para los pájaros de metal a la que llamaron T-4 en un momento de inspiración en medio de una partida al Hundir la flota. Otros que fue casualidad que Lara pasase por la T-4 ese día. La verdad sólo la poseen los dioses y los humanos nunca la sabremos.

Esa mañana Lara llegó al aeropuerto desde donde iba a salir, y una vez en la puerta por donde se subiría al pájaro de metal, los Escogidos avisaron a Lara de que el pájaro de metal iba a retrasarse un buen rato. “Bueno”, dijo Lara a su Yo “puede que aún lleguemos a tiempo para coger el siguiente avión en la T-4”.

Aquí tengo que hacer un inciso para aclarar algo al lector casual. En la tierra a la que I-ber Ia le gustaba molestar, y en la que transcurre esta historia, todos los humanos tenían un Yo con el que hablar si así lo deseaban. Este Yo tenía conciencia propia, e iba a cada paso con el humano al que pertenecía. Lara solía hablar mucho con su Yo, y a veces le preguntaba cosas, pues resultaba que su Yo era más inteligente que ella misma.

Cuando llegó el pájaro de metal, y se posó dando uno de sus estridentes gritos, subió a él, y se dirigió al sitio que los Escogidos le habían asignado. “Bueno, Yo, ya estamos subidos. Con un poco de suerte, llegaremos a tiempo". Y llegaron a tiempo, pero I-ber Ia le tenía preparada otra cosa. Al llegar a la T-4, Lara se dio prisa. Pasó por entre la gente, corrió por los pasillos hasta llegar a un panel donde los Escogidos informaban de la localización del siguiente pájaro de metal al que tenía que subir.

Puerta J44”, dijo Lara a su Yo. “No debe estar muy lejos. Si corro, llegaré a tiempo.”

Y corrió. Corrió tanto como le daban sus fuerzas. Corrió por pasillos, subió escaleras que se movían solas, bajó otras que no lo hacían, y llegó a unas puertas de cristal que le impedían el paso.

“¿Qué es esto, Yo?”. Yo no sabía qué responder. Nunca había visto algo así en un aeropuerto. “Parece que hay que esperar aquí. Creo que van a utilizar algo que los Escogidos llaman Metro, para llevarnos a la puerta J44”.

Dos minutos después, llegó un enorme gusano de metal, y dejó entrar en su interior a Lara, su Yo, y varias personas más. El gusano avanzó muy rápido por túneles que había ido cavando con el tiempo. Cuando se detuvo, Lara volvió a ponerse en marcha y siguió corriendo. Volvió a recorrer otros pasillos, subió otras escaleras que no se movían, bajó algunas que sí lo hacían, y corrió y corrió hasta ver la puerta J44 a lo lejos.

Había una cola enorme de personas que iban a coger ese pájaro de metal, y Lara pensó, “Bien, hemos llegado a tiempo”.

Y técnicamente tenía razón.

martes, agosto 22, 2006

La historia interminable: Prólogo

"Todo una vez solamente acontece
y una vez sí deberá suceder..."

Esta es una historia vieja. Más vieja que las entrañas de la Tierra, o la fuerza del trueno. Al principio de los tiempos todo era trabajo y fiesta. Los antepasados de los antepasados más viejos, salían a cazar con sus lanzas animales prehistóricos para comer, mientras que las mujeres y los niños se quedaban en casa manteniendo el fuego encendido para ahuyentar a las fieras. Por la noche, todos bailaban alrededor, cantando canciones que ya se perdieron hace cientos de miles de años. Cuando llegaban los periodos más fríos, todos cogían lo imprescindible, y se marchaban a tierras más propicias para pasar el invierno. Y cuando éste acababa, volvían a las tierras frías, para pasar el periodo de vacaciones, si es que a trabajar desde el alba hasta el anochecer se le podía llamar vacaciones. Por supuesto hacían estos viajes a pie, y tardaban varias jornadas en completar unos pocos de kilómetros. Todo transcurrió con esta monotonía durante cientos de años hasta que uno de los dioses se apiadó de la fragilidad del hombre, y como aquel que llevó el fuego, decidió darle algo.

El dios se llamaba I-ber Ia. Y, al contrario de lo que pensaban los hombres, era un dios maligno. I-ber Ia envió a su legión de pájaros de metal a la Tierra, y les dijo a los hombres “Yo permitiré que utilicéis mi legión de pájaros, yo permitiré que vayáis de un lugar a otro de la tierra en un tiempo mucho más breve del que utilizáis ahora. Podréis llevar vuestras lanzas y vuestras capas de pieles, en sus estómagos. Motaréis en sus lomos y surcareis los aires como dioses.” Y los hombres se alegraron mucho.

Necios.

La alianza entre los hombres y el dios I-ber Ia fue bien durante unos años, porque I-ber Ia quería que los hombres se acostumbrasen a utilizar su legión de pájaros. Ese era su plan. Después de unos años, I-ber Ia volvió a dirigirse a los hombres y les dijo: “Habéis utilizado mi legión de pájaros de metal durante años, y nunca he puesto ninguna condición. Ahora, tengo que poner una por vuestro bien. Yo no puedo seguir ocupándome de la dirección de los pájaros, así que seleccionaré entre vosotros a los mejor preparados para que se encarguen de llevar el servicio de mi legión. Los que seleccione se presentarán voluntarios y deberán ser sacrificados por el bien común”. “¿Sacrificados?” Preguntaron los hombres. I-ber Ia continuó hablando. “Sacrificados de una forma metafórica. Los que se presenten voluntarios tendrán que saber que tendrán que soportar las quejas de los consumidores, tendrán que aguantar insultos, tendrán que decidir horarios de salida y de llegada, tendrán que encargarse de llevar los equipajes, y de tomar otras decisiones.”

Y el hombre siguió aceptando el trato. Nunca hasta entonces habían tenido problemas al utilizar los pájaros de metal, porque I-ber Ia, en su omnipotencia, no se equivocaba nunca y ofrecía un buen servicio; así que los hombres pensaron que no tenía por qué cambiar cuando fueran ellos mismos quienes se encargaran de todo. I-ber Ia seleccionó a unos cientos de hombres y mujeres, y a cada uno le indicó sus obligaciones.

Desde entonces todo fue mal.

Y es que los hombres no pueden estar a la altura de un dios, y no pueden dirigir a la legión de pájaros de metal como I-ber Ia lo hacía. Los pájaros se retrasaban, los hombres hacían colas para subir a ellos, las lanzas y las capas de pieles se extraviaban, las reclamaciones se perdían en la larga cadena de responsabilidades, y acababan no haciéndose responsables, porque era un dios quien había dado ese don a los hombres, y no ellos mismos.

El caso es que los hombres no podían dejar de usar la legión de pájaros de metal, porque se habían acostumbrado demasiado a viajar rápido.

Mientras, un dios llamado I-ber Ia se reía de la necedad de los hombres sentado en su trono.

sábado, julio 22, 2006

La reina del sur

Había descubierto fascinada, estremecida de placer y de miedo, que todos los libros del mundo hablaban de ella.”

Uno de los últimos libros que he leído es La reina del sur, de Arturo Pérez-Reverte. No es que me guste mucho este escritor (prefiero mantenerme algo alejada después de asistir a cierta famosa conferencia de Murcia). Pero hace años que tenía ganas de leer "La tabla de Flandes", así que hace cosa de un año lo hice. No me gustó demasiado. La historia es entretenida, a lo Dan Brown, es decir, un misterio, personajes en busca de la verdad, persecuciones, peligro de muerte, un asesino, etc. Pero los personajes no acabaron de convencerme. Parece que están por encima de todo peligro, como si la cosa no fuera con ellos, como semidioses que pudieran burlar a la muerte en el último momento. Lo que sí me gustó de este libro son las escenas ambientadas en el pasado, las que cuentan la historia de lo que pasó realmente.

Después leí "La piel del tambor", porque me aseguraron que los personajes están mucho mejor. Y es cierto. Los personajes son más interesantes, están más completos, y no parece que estén por encima de todo. Pero la historia es sosa. En realidad no pasa nada, así que el libro se hace aburrido.

Y comentando esto, alguien me dijo. “Una novela de Pérez-Reverte, en la que se una la historia de La tabla de Flandes y los personajes de La piel del tambor... La reina del sur”. Es la historia de Teresa Mendoza, la novia de un narco mejicano que tiene que huir en la primera página del libro porque han matado a su hombre, y quieren matarla a ella. A partir de aquí es la historia de una superviviente, una mujer que hará lo que sea por seguir viviendo, y que sin proponérselo, irá ascendiendo en su posición hasta convertirse en “La reina del sur”, como la llaman los periodistas.

Lo que más me gustó de este libro fue un párrafo sobre "Pedro Páramo". Después de estar en la cárcel, Teresa se aficiona a la lectura. Lee de todo, y uno de los libros que más le gusta, es "Pedro Páramo", del mejicano Juan Rulfo. Lo empieza leyendo porque le recuerda a su tierra, el habla, el ambiente, etc. Teresa no entiende este libro, siente que hay algo más que lo que lee, y no acaba de descubrir qué es exactamente. Pero sigue leyéndolo una y otra vez. El párrafo que más me gustó, es el siguiente (aviso a caminantes: Spoiler sobre "Pedro Páramo"):

Despertó esa misma noche, estremecida en la oscuridad, porque acababa de averiguar al fin, en sueños, lo que pasaba en la novelita mejicana de Juan Rulfo que ella nunca conseguía comprender del todo por más que la agarraba. Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre. Híjole. Los personajes de aquella historia estaban todos muertos, y no lo sabían.”

Claro que al comparar, me gusta mucho más la novela de Juan Rulfo. Es un libro muy bueno. Corto, pero intenso.

sábado, marzo 25, 2006

La máquina del tiempo

"Todos tenemos nuestra propia máquina del tiempo, el pasado son los recuerdos y el futuro son sueños."

El miércoles pasado, día 22, fui a la academia donde preparo oposiciones, como llevo haciendo cada semana desde hace ya algún tiempo. Ese día había examen de comentario de texto, ya saben, te ponen cualquier texto escrito en español y te hacen una serie de preguntas. El comentario que me pusieron era el siguiente:








Yo empecé a hacer las preguntas tan campante, tipo de texto... a ver... expositivo... noticia periodística... características... es importante el periodista o periódico donde se escribe... el lugar... la fecha... de qué se habla... frases cortas... claras...” en eso estaba cuando vi algo fuera de lo normal en el texto. Fíjense bien, a ver si encuentran algo fuera de lo normal. Sí, pueden ampliar la foto, para ver si se enteran.

¿Qué? ¿Ya lo han visto?

¡Exacto! La fecha que pone es el 26 de marzo de 2006. Sí, esa fecha es mañana. ¿Y cómo pude comentar un texto el miércoles pasado con fecha de mañana? Si es que la academia que voy es muy buena. Te enseñan a analizar textos hacia el futuro.

Y después dirán que los Filólogos no somos buenos. ¡Si sabemos analizar textos que aún no se han escrito!

Seguro que a partir de ahora la gente querrá estudiar más Filología hispánica, desde que se enteren que los filólogos sabemos viajar en el tiempo. Si me viera Doc...

sábado, marzo 04, 2006

El proceso

“¿Dónde estaba el alto tribunal hasta el que no había llegado jamás?”

Como todos los años en estas fechas, estoy emocionada. Sí, y es que debo de ser una de las pocas personas que aún se emocionan con esto de los Oscars. Pero es que no puedo evitarlo. La intriga de saber los nominados, eso de ver que en el telediario y en otros programas hablan de vez en cuando de las películas que van a la gala, de los actores que tienen más posibilidades, de las categorías que pueden dar sorpresas...

Bufff.

Me encanta. Y la noche de los oscars me vuelvo loca: la alfombra roja, los carteles publicitarios, las entrevistas a los actores, los periodistas discutiendo por 10 centímetros más de espacio, el comienzo, el presentador, la intriga, el suspense, la decepción...

Porque todos los años acabo decepcionada. Bueno, si contamos con que ya estaba Indiana Jones en el año de mi nacimiento, y no se lo llevó... tengo la teoría de que los de la Academia me tienen manía. Y es que lo de hace dos años no tiene nombre. Que me desperté a las 5 de la mañana y pensé “voy a poner la radio, que con un poco de suerte dicen como han quedado”. Me dio tiempo a escuchar cómo le daban el oscar a Sean Penn, y al director y película del Retorno del rey. Y cuando escuché a los de la radio decir: “El señor de los anillos, once oscars...”. Me dije: “tienen que estar hablando de las nominaciones”. Pero entonces acabó “...de once”. Uhmmm ¿once de once? No puede ser, tienen que estar de broma. No se los puede haber llevado todos. ¡Pues sí! Y mi cerebro fue procesando esto poco a poco: “bueno, mejor peli, director... lo suponía... ¿y banda sonora? Bueno, también... y mejor canción... ¿mejor que May it be? Bueno, para gustos, pero… ¿mejor guión adaptado? ¡Por ahí no paso!” Y es que alguien debería recordarle al señor Peter Jackson que Sombragris se llama así por algo, que los puertos grises son más... no sé... ¿grises? ¡¡¡Y que el libro acaba con el Saneamiento de la comarca, no donde a uno le da la gana!!!

Pero nada, que los de la Academia no han leído el libro, por lo visto. Pero eso de poner esta, como película, por encima de Lost in translation y Mystic river... no sé yo si los de la Academia vieron todas las películas ese año.

El año pasado estuvieron más justos, aunque la gala fue una auténtica... puaj. Reconocieron a Clint Eastwood, muy bien hecho, pero no dejaron cantar a Dressler su propia canción. ¡Muy mal! Y eso de sacar a la gente al escenario, y dar premios en los pasillos... vaya tela.

Lo malo de este año es que no tienen emoción. ¡No hay películas buenas, por mucho que se empeñen! Y digo yo, que deberían sacar una norma: “el jurado se reservará el derecho a dejar vacío algún premio si determina que la calidad de los trabajos realizados no alcanza las expectativas”. Aunque si son los miembros de la Academia los que tienen que determinar esto...

Otra cosa que deberían hacer es dar premios de rectificación. Bueno, esto es algo como llegar al 2002 y decir: “joder, que no le dimos el oscar a Moulin Rouge cuando se lo merecía, y... ¿qué hacemos ahora? ¡Darle el premio a Chicago! Que como es un musical...” ¡Pues no! Deberían decir: “y el oscar de rectificación es para... ¡Moulin Rouge!” o algo por el estilo. Aunque me da a mí que mis ideas son demasiado innovadoras y justas para el gusto de la Academia.

De modo que, después de dicho esto, todos los años acabo despotricando... y viendo los resúmenes de nuevo. Si es que no tengo remedio. Soy una oscarfila sin remedio ni cura. Si sé que el domingo voy a estar escuchando la radio y poniéndome de los nervios. Si sé que me voy a pasar una semana quejándome de cómo ha ido todo. Pero también sé que no me voy a perder un minuto de los telediarios ni de los programas que hablen medio minuto de la gala.

Así que para acabar, mi quiniela, que he hecho un poco a suertes, porque este año no he visto muchas de las películas nominadas (y las que he visto me han parecido una mierda):

Mejor actor: Philip Seymour Hoffman por Truman Capote.
Mejor actor secundario: William Hurt por Una Historia de Violencia.
Mejor actriz: Reese Witherspoon por En la Cuerda Floja
Mejor actriz secundaria: Michelle Williams por Brokeback Mountain.
Mejor película de animación: La Novia Cadáver de Tim Burton y Mike Johnson.
Mejor dirección artística: Harry Potter.
Mejor fotografía: Memorias de una Geisha por Dion Beebe.
Mejor vestuario: Memorias de una Geisha por Colleen Atwood.
Mejor director: Steven Spielberg por Munich.
Mejor largometraje documental: March of the Penguins.
Mejor cortometraje documental: God Sleeps in Rwanda.
Mejor montaje: Munich por Michael Kahn.
Mejor película extranjera: Joyeux Noël (Francia).
Mejor maquillaje: Star Wars, Episodio III, La Venganza de los Sith por David Elsey y Annette Miles.
Mejor banda sonora: El Jardinero Fiel por Alberto Iglesias.
Mejor canción: In the Deep de Crash.
Mejor película: Munich.
Mejor cortometraje: Six Shooter.
Mejor sonido: En la Cuerda Floja por Paul Massey, Doug Hemphill y Peter F. Kurland.
Mejor montaje de sonido: Memorias de una Geisha por Wylie Stateman.
Mejores efectos visuales: Las Crónicas de Narnia por Dean Wright, Bill Westenhofer, Jim Berney y Scott Farrar.
Mejor guión adaptado: Truman Capote por Dan Futterman.
Mejor guión original: Buenas Noches y Buena Suerte por George Clooney y Grant Heslov.

Para los que se hayan dado cuenta, estoy fuera de todas las predicciones mayoritarias. Yo voto por principios, porque le he cogido manía a Brokeback mountain sin haberla visto, porque me cae bien Michelle Williams desde que la veía en Dawson Crece, porque aunque Harry Potter es una mierda, sigue siendo Harry Potter y la voto porque me da la gana, porque Spielberg es dios, y porque el episodio III se merece aunque sea uno (que para mí es mejor película que muchas de las que están nominadas).

He dicho.