martes, julio 19, 2005

Aucto del martírio de Sancta Eulalia

En la tercera hornacina del altar mayor, del lado del Evangelio, allí estaba la noticia. La lápida saltó en pedazos al primer golpe de la piocha, y una cabellera viva de un color cobre intenso se derramó fuera de la cripta. El maestro de obra quiso sacarla completa con la ayuda de sus obreros, y cuanto más tiraban de ella más larga y abundante parecía, hasta que salieron las últimas hebras todavía prendidas a un cráneo de niña. En la hornacina no quedó nada más que unos huesecillos menudos y dispersos, y en la lápida de cantería carcomida por el salitre sólo era legible un nombre sin apellidos: Sierva María de Todos los ángeles. Extendida en el suelo, la cabellera espléndida medía veintidós metros con once centímetros.”

Estaba mirando el blog de Eugenio, y menciona una página con el santoral. Me he puesto a mirar mi santo, y me encuentro con esto:

Laura, virgen, 1 de junio.
Laura, virgen, 18 de agosto.
Laura, viuda, 19 de octubre.
Laura Vicuña, virgen, 22 de enero.

A lo que yo me pregunto: ¿Por qué tienen tan mala suerte los santos? ¿Es que para ser santo hay que sufrir? Pero sigo buscando, a ver si hay alguien que no tuviera que sufrir para ser santo, y cojo varios nombres al azar:

Lamberto, mártir: 16 abril
Lauro, mártir: 18 agosto
Lázaro, monje: 23 febrero
Leodegario, obispo y mártir: 11 marzo
León, subdiácono y mártir: 30 junio
Leonardo, abad: 27 noviembre
Leonardo Murialdo, presbítero: 19 mayo
Leonardo, confesor: 6 noviembre
Leoncio, obispo: 19 marzo
Leoncio, labrador mártir: 1 agosto
Leonor, virgen: 22 febrero
Ligorio, ermitaño y mártir: 13 septiembre
Lucina, matrona: 30 junio
Lucio, rey: 3 diciembre
Luisa Albertoni, * religiosa: 31 enero
Luisa de Nagasaki, viuda: 18 septiembre
Llagas de San Francisco: 17 septiembre

Esto hace que me pregunte varias cosas: ¿Cómo puede ser el santoral tan machista? A ver, para llegar a ser santo, se puede ser mártir, papa, abad, obispo, presbítero (que, para el que no lo sepa, aquí quiere decir “Clérigo ordenado de misa”, y no tiene nada que ver con los prostíbulos), ermitaño (no, Sonia, Jiraiya no tiene nada de santo, aunque sea un ermitaño), subdiácono, confesor, monje, o incluso rey. En cambio para ser santa, tienes que ser virgen o viuda. ¿Porqué no hay ningún hombre que sea por ejemplo, abad y viudo? ¿O virgen y mártir? Porque claro, para ser santo, puedes tirarte toda tu vida siendo rey de algún sitio, viviendo a cuerpo de rey (nunca mejor dicho), y cuando te mueras, que te hagan santo. Pero para que te hagan santa, se te tiene que morir el marido. Ya les vale.

Otra cosa que me pregunto es qué haría ese Lucio, rey, para que le hicieran santo. (No, Isa, no creo que sea el mismo Lucius que sale en Harry Potter.) (Sí, Isa, a Lucius tendrían que hacerle santo por aguantar al niño ese de la cicatriz en la frente.)Porque vamos a ver, si por ejemplo, liberó al país de una invasión del país vecino, ¿no podrían poner Lucio, asesino de miles de personas del país vecino, 27 de septiembre.? ¿Y si por ejemplo, lo que hizo fue inventar un sistema de riego para que las cosechas del pueblo no se malograsen en verano, no podrían poner, Lucio, inventor y regador, 5 de Octubre? ¿Y si lo que realmente hizo fue donar una importante cantidad a la Iglesia para que lo hicieran santo al morir, no podrían poner, Lucio, gran sobornador, 7 de Enero? Pero si eres mujer, tienes a todo el mundo pendiente de si con quien vas y con quien vienes, para poder hacerte santa.

Y hablando de santas: Lucina, matrona, ¿de verdad la hicieron santa por ser matrona? Porque según el diccionario de la RAE, una matrona puede ser “Mujer especialmente autorizada para asistir a las parturientas”, que igual era la matrona de las mujeres del tal Lucio, a saber cuántas tuvo. También puede significar “Madre de familia, noble y virtuosa”, que también tiene narices. Así que o virgen, o viuda, o madre de familia. Está clara la concepción de la mujer que tiene la Iglesia. Otro significado es “En las aduanas y oficinas semejantes, mujer encargada de registrar a las personas de su sexo”. Que no creo yo que este sea el correcto, porque no sé yo si en aquella época se registraba a las mujeres en la aduana, aunque pensándolo bien... ¿y si la tal Lucina era la encargada de asegurarse de que las mujeres santas eran vírgenes?

Y la última pregunta que se me plantea al leer esa página es... ¿de verdad hay alguien que se llame Llagas de San Francisco?

domingo, julio 17, 2005

Tres sombreros de copa

MARCELINO-. ¡Pobre tía Paula! Aborrecer ella a Susana... ¡Y Susana ser aborrecida!... ¿Por qué ese afán de pensar mal de todo? ¿De querer descubrir, aun en lo más sencillo y simple, un secreto, un pecado...? ¿Tú no comprendes entonces que en el mundo pueda haber gente buena?”

Después de leer ayer “Maribel y la extraña familia”, y el año pasado “Tres sombreros de copa”, me veo obligada a dedicar un post a Miguel Mihura, dramaturgo, de mediados de siglo, y, para mí, uno de los mejores de este siglo en España. Pero tuvo un pequeño fallo: se equivocó de época.

El caso es que escribió en 1932 “Tres sombreros de copa”, una de las mejores obras del absurdo que he leído, junto con, claro está, “Esperando a Godot”. Por aquella época, para los que recordareis, Lorca estaba escribiendo y estrenando sus obras, del tipo de “Mariana Pineda” o “Bodas de sangre”, así que una obra del absurdo, no era entendida por nadie (“Ubú rey”, preludio del absurdo se había estrenado en 1896, pero hasta “Esperando a Godot” en 1952 el absurdo no puede tener cabida). ¡Un español se adelantó 20 años a él!

Otra pega que tiene este autor es que “Tres sombreros de copa” es de lo mejor, y ya se sabe lo que pasa cuando un autor da de pleno con su primera obra, que las restantes, brillan con menos luz.

Así que ayer me puse a leer “Maribel y la extraña familia” por probar, y resulta que me gustó casi tanto como la primera. La obra va de lo siguiente: Dos mujeres mayores, muy anticuadas, quieren que el hijo de una de ellas se case con una chica moderna, porque es como ellas no han podido ser nunca. El hijo, que se llama Marcelino, encuentra a la chica ideal, Maribel, en un bar, y le gusta tanto que sea tan abierta, tan moderna, tan alegre, que quiere casarse con ella. Pero hay algo que ni él ni las dos mujeres saben sobre Maribel: es una prostituta. El choque entre las dos mujeres mayores anticuadas que quieren ser modernas, y la chica joven que lo es, y que no entiende cómo esas tres personas pueden ser tan inocentes, es cómico ya desde el principio (impresionante la visita alquilada del principio, o la conversación de las dos mujeres sobre lo poco que duran los hombres), pero de la comedia pasa a la total profundidad de los sentimientos, pasando por las sospechas que me recordaron a “Eloísa está debajo de un almendro”, de Jardiel Poncela, pero sin tanta comedia.

Pero, ¿qué me gustó de esta obra? Que realmente no pasa nada, si lo miras bien; y en cambio, los personajes sufren una transformación increíble. Maribel, sobre todo; pero el personaje de Marcelino, en la última página, tiene una profundidad asombrosa.

En “Tres sombreros de copa”, trata de un hombre que va a casarse al día siguiente, y esa noche en el hotel, tendrá que convivir con una compañía de teatro, si no recuerdo mal.

Situaciones de absurdo total, y comedia conseguida con la tragedia que encierran los personajes es lo mejor de Mihura, que para el que no lo sepa, es el encargado de que “Bienvenido Mr. Marshall” sea una gran película.

Lo dicho, Mihura dentro de mi lista de favoritos.

domingo, julio 10, 2005

La memoria del espejo

Diríamos que siempre
todo fue así, desde aquellas
mañanas de la infancia


El tema de las fotos es algo raro. Nadie sale bien en las fotos, o eso decimos todos. Porque a ver... ¿Quién va por ahí enseñando su D.N.I. con orgullo? Nadie. Todos decimos “¡Ni se te ocurra mirar mi D.N.I.!”. El otro día fui con mi hermana a renovar el D.N.I. y como todo hijo de vecino, nos hicimos las fotos de rigor en el fotomatón de enfrente, un sitio estratégico para poner un fotomatón que nunca hace las fotos bien: o salen demasiado claras, o demasiado oscuras, o te cortan la frente.

El caso es que nos metemos en el fotomatón, primero yo, y selecciono, selecciono, y vuelvo a seleccionar. Al cabo de tres o cuatro selecciones más, me dice una chica muy amable (a la que le deben de haber pagado una pasta por poner su voz a estas máquinas infernales, pues todo el mundo que sale de un fotomatón y ve su foto, dice algo sobre la madre de la pobre chica), me dice que me van a hacer tres fotos para que después elija. Y empieza a decirme: “su foto se hará en 3....... 2........ 1........” y se oye el sonido de echar una foto. “3..... 2....... 1......” y sonido de foto. Y por último “3........... 2............ 1.........” y sonido de foto.

Esto estaría bien si alguien tiene una amplia experiencia en fotomatones, pero como el común de los mortales solemos evitar esas máquinas salvo en los documentos oficiales, nadie puede presumir de tener experiencia en ellas. Y es que este sistema tiene una pega. En la primera foto, te pilla un poco de improviso, y sales con cara seria y los ojos de sorpresa. En la segunda te dices a ti mismo: “en esta sonrío”, pero mientras lo piensas y lo haces, te echan la foto; y en la tercera estás cansado de tantas fotos y te da igual cómo salir, total, ya tienes dos fotos hechas donde elegir.

Pero te arrepientes cuando ves las tres fotos. En la primera sales con la cara seria más conocida como “típica foto de D.N.I.” En la segunda sales con una medio sonrisa de gilipollas en la que la gente que pueda verla diga “¿Qué hace esta tía sonriendo a un fotomatón?”. Y en la tercera, sales con cara de mala hostia y empezando a acordarte de la madre de la pobre chica que pone su voz al fotomatón. Así que haces lo que todo el mundo: coges la foto Nº1 más conocida como “la típica foto de D.N.I.”; sales de la máquina, te acuerdas de la madre de la chica de la voz, y vas a comisaría a esperar la cola que se ha formado mientras estabas haciéndote la foto.

Pero lo que no sabe la gente, es que todo este proceso, está altamente planificado. ¿Por quién? Por el mismo Estado. Y esto lo descubrí en la susodicha cola. A ver... ¿Por qué todo el mundo elige la foto Nº1? Porque la policía conoce muy bien la psicología de la gente que entra en estas máquinas. ¿Y por qué quieren que elijas la foto Nº1? Pues porque si la policía entra en tu casa para detenerte a las tres de la mañana, primero miran tu ficha, y ven esa foto, y cuando entran en tu casa, y te despiertas acojonado por ver a un montón de hombres de uniforme apuntándote con sus armas reglamentarias, no les miras con cara de sonrisa de gilipollas a una máquina como en la foto Nº2, ni tienes cara de aburrimiento y mala hostia que tienes en la foto Nº3; sino que tienes la cara de la foto Nº1: serio por haberte despertado, desorientado por ser la primera foto, y con cara de sorpresa por haberte despertado la policía a las tres de la mañana. Así es como reconocen que eres tú. ¿Y porqué salen las fotos tan claras o tan oscuras? Pues porque o te pillan a oscuras en tu habitación, o te enfocan con las linternas de la policía. Así no hay duda de que uno es uno mismo.

Si ya decía yo que todo esto del fotomatón es una estrategia del Gobierno. Otro día os hablaré sobre cómo se las ingenian para que en la foto del carnet de conducir todos tengamos cara de borrachos.