jueves, septiembre 07, 2006

La guerra de los mundos

"Pero a través de las enormes distancias espaciales, unas mentes que son a las nuestras como las nuestras a las de las bestias, unos intelectos vastos, fríos y crueles, miraban a la Tierra con envidia, y, lenta pero inexorablemente, fraguaron planes contra nosotros. Entonces, a principios del siglo XX, se produjo la gran revelación."

Hace poco me estaban contando lo de los nuevos planetas del sistema solar. Por lo visto, lo que van a hacer será sacar a Plutón de los planetas actuales, e incluir cuatro más. Uno de ellos se llamará Xeena. Sí, como la princesa guerrera, pero con una e más por problemas legales. Que ya hay que ser friki.

No seré yo quien lo vea mal. A mí me encanta. Si seguimos así, podrían llamar a los otros Krypton, Tatooine, etc. Como molaría estudiarse los planetas del sistema solar de esa forma, y no con los nombres clásicos que nadie acaba recordando en su orden de alejamiento del Sol. Si embargo, si nos estudiamos, por ejemplo, que Xeena va después de Alderaan, seguro que la gente lo recordaría mejor.

Me comentaron también que la NASA cobra un dinero si quieres ponerle nombre a una estrella. La verdad es que como me dijo alguien:

Puedes ponerle tu nombre a una estrella. La estrella Laura. Y te envían un certificado como que esa estrella se llama así. Lo malo es si después resulta que esa estrella tiene planetas alrededor, y vienen los Laureanos a pedirte daños y perjuicios porque no son felices.”

Pues les tendría que responder que no tengo control sobre sus vidas, pero tampoco tienen la culpa los empleados de Iberia de los retrasos y todo el mundo les grita.

Comprar una estrella para ponerle nombre... no sé yo. Habrá que pensar en las consecuencias. Porque tú le pagas por ponerle nombre, pero ¿y si resulta que descubren en esa estrella una fuente de energía inagotable que no existe en la Tierra, y empiezan a surgir beneficios? ¿Tendría el responsable del nombre algún derecho en beneficios? Claro que no compro el terreno, solo el nombre, pero, si a esa fuente de energía la llaman la Laurita... ¿tendría yo derechos de autor?

Y buscando hoy en una página de videojuegos que no tiene nada que ver con nombrar estrellas de ningún tipo, me he encontrado con algo así:

Regale una estrella.

Un regalo resplandeciente para el día de la madre o del padre, cumpleaños, Navidad, bodas, San Valentín u otras ocasiones especiales. Por sólo € 69 recibe un Kit Estelar de MYSTAR - Global Star Registry. El kit contiene un certificado firmado que confirma el nombre y las coordenadas astronómicas de su estrella. También obtiene un mapa celeste que muestra la ubicación de su estrella en forma destacada. El kit incluye también un colgante grabado con la constelación de la estrella y sus coordenadas exactas. Puede escoger el colgante como collar o llavero. Inmortalice su propio nombre o el de otra persona entre las estrellas. ¡Un regalo brillante y exclusivo que nunca dejará de complacer!”

Caray, 69 dólares por ponerle nombre a una estrella. Y con la posibilidad de cobrar derechos de autor. ¡Es un chollo!

Salvo por un detalle. Si mi madre se entera de que quiero comprarme una estrella, me diría algo así como “pues a ver dónde la vas a meter, porque en tu habitación no te cabe, y si la pones en el sótano, tu padre se queja”.

A lo mejor no es tan chollo.

viernes, septiembre 01, 2006

La Historia Interminable: Epílogo

El Viejo escribió y dijo:

“Si la Historia Interminable
se contase a sí misma,
sería sólo un sofisma
este mundo admirable.”

Y la Emperatriz respondió:

“Pero si el héroe llega
y a nosotros se entrega,
brotará una nueva vida.
¡De él depende su venida
!”


"¿Por que has dicho que no querias el equipaje?", preguntó su Yo a Lara, "¡tú sí quieres tu equipaje!"

"Pero si eso lo sabe I-ber Ia, no me lo dará nunca", decía Lara a su Yo, “no quiero que ningún dios juegue conmigo”.

Pues no confíes más en los regalos de los dioses”, le respondía su Yo a Lara.



A la mañana siguiente, los Escogidos llevaron el equipaje a la cueva de Lara. Lo habían encontrado.


En su trono, a I-ber Ia se le había acabado la diversión. Su trono se volvió de una niebla oscura. En sus ojos se marcaron ojeras de aburrimiento. Y se cansó de jugar con Lara. Ya tendría tiempo que jugar con ella en otro momento.