viernes, julio 16, 2004

La metamorfosis

Aquella mañana, Gregorio Samsa despertó convertido en un enorme insecto.
 
Anoche, yo me desperté escuchando a mi hermana llamándome.
 
"Tata... tata..."
 
Medio durmiendo aún me levanto y miro por la ventana. Me la encuentro sentada en el jardín y diciendome aquello de...
 
"Tengo un problema. Un problema muy grande"
 
En ese momento, de madrugada (vaaaale, era poco más de la una), y teniendo que levantarme temprano en vacaciones, con lo que me fastidia, y con un presentimiento de que iba a empezar a dolerme la cabeza de un momento a otro, no podía imaginarme que bárbaro problema podía tener mi hermana para estar sentada en el jardín sonriéndome.
 
"Hay una cucaracha en la entrada y no puedo pasar."
 
¡Dios santo! ¡Una cucaracha!
 
"Lo peor es que si abro la puerta, entra en la casa."
 
¡Ah, no! ¡Eso si que no! Verán... soy capaz de tirarme en paracaidas (me gustaría hacerlo), soy capaz de mantener la calma en una situación complicada (incluyendo entrevistas con profesores), soy capaz de irme a vivir durante un mes a otro país en casa de una familia nativa que no entiende mi idioma, pero soy incapaz de enfrentarme a una cucaracha. El mundo no es lo suficientemente grande como para albergar dos formas de vida tan opuestas como las cucarachas y yo. Y eso es un grave problema, pues he oído que por cada cucaracha que ves en una casa, hay miles escondidas debajo.
 
De modo que me apiado de mi hermana y decido ir a coger el spray para los insectos y salir a ayudarla. Mientras me dirijo al patio, pienso en por qué les tengo tanto pánico a las cucarachas. La culpa... de Stephen King. De pequeña ví una película con varias historias. En una de ellas un hombre mata a una cucaracha en su casa, y miles de ellas salen del techo para matar al hombre. Aquella visión me pareció más horrorosa que ver a Regan vomitando puré de guisantes, o a la pequeña Caroline diciendo aquello de "Ya están aquí, los hombre de la tele". El caso es que según me han dicho, esa película era de Stephen King.
 
Llego al patio, cojo el spray, y veo que tiene un dibujo de una hormiga. Dame hormigas, dame grillos, dame arañas, cualquier cosa, menos una cucaracha. Es que son terroríficas ya de por sí. Por un momento me imaginaba un bote de spray para los insectos con el dibujo de una asquerosa cucaracha, y entendí por qué ponían el dibujo de una inocente hormiga: para que la gente pueda comprar el spray sin sentir asco.
 
Con el spray en mi mano y sintiendome armada igual que si tuviera un tirachinas contra un psicopata asesino que decidiera venir a por mi para descuartizarme, me dirijo a la puerta de la calle, y recuerdo mi primer, y hasta ahora único encuentro decisivo con un ser de tan maléfica especie.
 
Ocurrió en mi habitacion de mi piso, y tuvo lugar porque a) era mi habitacion. b) tenía que dormir ahí esa noche y c) estaba sola en el piso y no iba a venir nadie en los siguientes tres días. De modo que era la cucaracha o yo. Estuvo a punto de ganar ella, pero mi spray pudo con ella a tiempo, y gracias a Dios, porque durante nuestra batalla me plantee seriamente sellar la habitación y mudarme al salón.
 
El caso es que abro la puerta de la calle (con el cuidado de quien sabe que su enemigo está acechando tras el umbral), y veo que no hay nada. mi primer pensamiento es "seguro que está en el techo, esperando a que salga para lanzarseme encima. El factor sorpresa es muy importante en este tipo de ataques" pero mi hermana me dice desde abajo...
 
"Está en el segundo escalón, mátala, mátala"
 
Sí, niña, yo la mato y vienen miles como en aquella película.
 
En este momento aparece mi hermana más pequeña preguntando qué pasa, y una vez se ha enterado de todos los detalles (otro día hablaré de la curiosidad de mi hermana pequeña). No sabía que hacer, y mi dolor de cabeza y cansancio iba en aumento, de modo que le digo a mi hermana que pase por encima de la cucaracha (como si yo lo hubiera hecho). Como no me hace caso, se me vienen a la cabeza libros que hablan de las cucarachas (es curioso lo que se viene a la mente en las situaciones así ocurridas en la madrugada). Así que lo primero que se me viene a la cabeza es Gregorio Samsa, convertido en un enorme insecto. Pero eso no es una cucaracha. Dicen que era un escarabajo, pero quién sabe, y mi enemigo acecha, de modo que tengo que ser más rápida al pensar (lo que no es nada fácil con el sueño que tenía y mi dolor de cabeza).
 
¡Cien años de soledad! En Cien años de soledad hablan de las cucarachas (y estuve a punto de dejar el libro por ello, a pesar de que es mi libro favorito). En el libro Aureliano Buendía (o cualquier otro Aureliano o José Arcadio), mantiene conversaciones sobre las cucarachas. Dicen que si hubiera una explosión nuclear, las cucarachas serían los únicos seres que sobrevivirían. También se me viene a la cabeza en ese momento que si le arrancas la cabeza a una cucaracha, aún seguiría viva tres días y acabaría muriendo de hambre, no de otra cosa. ¡Pero como no me va a dar miedo un bicho así! ¡Ya empezaba a imaginarme enormes cucarachas sin cabeza que se convierten en mutantes a causa de la radiación! Y si esa cucaracha que parecía distraída en el segundo escalón de mi casa sería capaz de sobrevivir a una explosión nuclear... ¿¿¿¡¡¡que daño puede hacerle el spray que constituye mi única arma!!!???
 
De modo que dejo el spray en el suelo, le grito a mi hermana que entre ya y me deje en paz, y me voy a la cama a dormir.
 
Esta mañana me he enterado que fue mi hermana pequeña la que salvó a la otra de dormir esa noche en el jardín de mi casa. Lo sé, lo sé. Huí como una cobarde. Lo reconozco y pido perdón. A mi hermana Sonia. A mi hermana María (la única valiente de las tres, por lo visto). Y a la cucaracha por no haber asistido a nuestro duelo particular. Me ganó la batalla esta vez. ¿La culpa? Ya lo he dicho: de Stephen King, Frank Kafka y Gabriel García Márquez. Y por supuesto, al inventor de la bomba atómica.
 
NOTA A LOS FABRICANTES DE INSECTICIDAS: ¿No sería posible introducir su producto en un envase que diera más confianza en sí mismo a la persona que lo usa? ¿Algo como una especie de ametralladora que disparase insecticida, con punto de mira, y un traje a prueba de bombas nucleares de regalo por cada envase?
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay nada mejor contra las cucarachas que un buen pisotón :-P

Hoy he descubierto tu weblog y el de Eugenio por un mensaje de Emilio en la BBS.
Saludos de Teodoro.