sábado, octubre 09, 2004

El fantasma de Canterville

Después del trágico accidente ocurrido a la duquesa, ninguna de las doncellas quiso quedarse en casa, y lady Canterville no pudo ya conciliar el sueño, a causa de los ruidos misteriosos que llegaban del corredor y de la biblioteca.

Hace un par de semanas que estoy en un piso de estudiantes en Murcia, con mi hermana Sonia y mi amiga Marisa. Puede parecer que eso de estar en un piso de estudiantes es una juerga continua de jueves a jueves, pero en nuestro caso las mayores juergas que nos corremos son las sesiones de cine con palomitas, o jugar al trivial de El señor de los anillos.

El primer día, o la primera noche, decidimos ver una de terror japonesa, para ir abriendo apetito, de modo que Marisa se trajo Dark Water y nos pusimos a ello. La película va de una madre y su hija que se mudan a un piso nuevo en el que hay mucha humedad y el fantasma de una niña en el piso de arriba. Bonito argumento para ver la noche en la que te mudas a un piso nuevo. Aquella noche, investigamos por si había manchas de humedad en el techo pero no encontramos ninguna, de modo que dimos por supuesto que no había fantasmas por allí cerca.

La primera noche la pasamos bien, salvo por un pequeño inconveniente. Tenemos una botella de agua dentro del frigorífico, de modo que cada cierto tiempo, hace un ruido, como un crujido, porque el agua se está enfriando dentro. Este ruido se oye por toda la casa cada vez que pasa.

Durante la primera noche no hay ningún incidente más, pero la segunda… en la segunda noche, Marisa apenas durmió. Resulta que, según nos contó al día siguiente, de noche escuchaba una respiración en su habitación. Yo, en mi afán inconsciente por usar la razón en todo aquello que puede parecer no razonable, le sugiero que quizás escuchaba la respiración de mi hermana, ya que Sonia respira muy fuerte mientras duerme, y Marisa tiene un oído muy fino de noche. Pero ella no estaba del todo convencida y me sugirió que esa noche yo durmiera en su cama y ella en la mía.

Llega la noche y al final decidimos dormir las tres en la misma habitación. Esa noche, tratamos las tres de descubrir cualquier inspiración, expiración, susurro, suspiro o bostezo que nos sonase a sobrenatural, o más bien queríamos algo de tipo natural, ya que eso significaría que no había fantasma posible. Pero aparte del sonido de la botella al que nos estamos acostumbrando ya, lo que oímos fue algo muy distinto de lo que esperábamos…

Cuando por fin nos callamos las tres y empezamos a querer dormir (unos cuarenta y cinco minutos después de habernos acostado), escuchamos una risa contenida de la cama de Marisa. Sonia y yo nos echamos a reír hasta que Marisa nos explica que cuando duerme con alguien en la misma habitación, le da la risa en mitad de la noche, y entonces es cuando las tres nos reímos sin poder controlarnos durante otros cuarenta y cinco minutos más. Pero esto me da pie a pensar que si le da risa cuando hay alguien en la misma habitación y la noche anterior no le dio la risa, sino que estaba acojonada, sería por que no había fantasma ninguno, pero me duermo antes de poder exponer en voz alta mis conclusiones.

Antes de acostarnos le había recomendado a Marisa que estuviese muy atenta de la respiración de Sonia para que comparase con la que había oído el día anterior, y por la mañana nos dice que la respiración es diferente. De modo que igual tenemos un inquilino en el piso que no paga el alquiler. Marisa empieza a hacer sus conjeturas y asegura que la presencia que siente en su habitación es femenina (esto echa al suelo la teoría de que el dueño de la respiración pueda ser Darte Vader, lo cual, según Marisa, le daría mucho más miedo que si fuera un simple fantasma).

La segunda noche de experimentos, Marisa decide quedarse a dormir con nosotras y seguir buscando al dueño o dueña de la respiración incordiante, y esa noche, sí que escuchamos algo, además de la botella, claro.

A mitad de noche, cuando Sonia y yo ya estábamos en la frontera del país de los sueños, mirando a Morfeo que nos atraía hacia sí, con su bolsa de arena preparada para echárnosla en los ojos, escucho a Sonia que se despierta de golpe y dice:

-¡Tata! ¡Tata! ¡He escuchado la respiración!

A lo que Marisa aclara.

-Has sido tú.

Yo intento averiguar de qué hablan estas dos y sigo oyendo que Sonia dice.

-No, pero es que ha sido la respiración como tú decías. Primero respirando normal, y después más fuerte. ¡Lo he oído!

Y Marisa otra vez:

-Sí, yo también lo he oído. Has sido tú.

De modo que me río un rato, le doy las gracias a Sonia por despertarme cuando tenía a Morfeo tan cerca, e intentamos seguir durmiendo.

Al día siguiente, Marisa hace un experimento, y en mitad del salón, empieza a decir a voz en grito:

-¡Si hay alguna presencia en el piso, que haya ruido con la botella!

Y seguidamente se quedaba con cara de terror rezando para que no se oyera la dichosa botella. Después de varios intentos fallidos más, decidió que eso era jugar con fuego, y decide dejar el juego y dar por supuesto que la respiración es de Sonia o de algún vecino.

El domingo pasado, vamos a dormir cada una en nuestra habitación (yo con Sonia), y un rato después de acostarnos escuchamos la maldita botella, de modo que…

-Sonia… ¿has escuchado eso?

-¿Qué? ¿La botella?

-Sí.

-Sí.

-Pues… siento decirte que… no hay ninguna botella. Marisa y yo hemos decidido sacarla esta noche para que no molestase.

-¿En serio?

-Muy en serio.

Al día siguiente comentamos lo de la botella, pero no sacamos en claro una cosa… Si no hay botella dentro del frigorífico… ¿qué es lo que cada veinte minutos más o menos hace ese sonido?

1 comentario:

Anónimo dijo...

(Benji, http://www.cosasdedos.net, que no se que hay que hacer para comentar en esto :)).

¡Pero que mal rollo!!!!! YA contareis de que va la cosa, por que seguramente habrá una razón de todo, ¿no¿ r:-?